Charles y Ray Eames llevaban años trabajando en la idea de una carcasa de asiento de una pieza antes de poder presentar las Fiberglass Chairs en 1950. Las sillas, que desde entonces han sido reconocidas como uno de los diseños de muebles más importantes del siglo XX, fueron las primeras en contar con un asiento y un respaldo de una sola pieza. Los Eames concibieron este diseño vanguardista en una sociedad en plena transformación: la fibra de vidrio no se había utilizado nunca para fabricar muebles y estas sillas ligeras con formas orgánicas y un uso del color desconocido en aquella época inyectaron un nuevo dinamismo en los hogares y poco después en oficinas y espacios públicos.

La gama de colores de las Fiberglass Chairs se fue ampliando constantemente a lo largo de los años, para lo cual cada tonalidad atravesaba una exhaustiva fase de desarrollo y de pruebas antes de ser añadida a la gama. Uno de estos colores fue Eames Turquoise, que nunca fue un color estándar, sino que quedó reservado para pedidos de más de 200 sillas. Por ello, este vibrante tono fresco se utilizó principalmente en bibliotecas, salas de auditorio y demás espacios públicos, y esto explica por qué las versiones con bases adecuadas a entornos domésticos son actualmente muy raras de encontrar en el mercado vintage.