A menudo, recordamos a los grandes maestros y maestras de la historia por lo que fueron, por lo que hicieron y por la gran influencia que tuvieron en una industria concreta. No obstante, la historia desconocida, salvo para biógrafos e historiadores, aquella que no se cuenta, suele investigar los matices de los personajes en las pasiones ocultas y hobbies que muchos de ellos tenían (como cualquiera de nosotros, vaya).
Este es el caso de Finn Juhl, quien se dedicó a las acuarelas además de a la arquitectura y el diseño, un ejemplo que siguieron otros detrás de él como el actor Anthony Hopkins, los cantantes David Bowie o Tony Bennett.
Finn Juhl (1912 – 1989) nació en Frederiksberg, un municipio colindante con Copenhague, en Dinamarca. Se cuenta que, ya desde pequeño, manifestó una pasión por las artes plásticas, pero, como casi siempre, su trayectoria artística fue truncada por el deseo de su padre de que siguiera una carrera más convencional en la industria textil. De este tira y afloja entre Juhl junior y Juhl senior acabó por surgir un punto intermedio que satisfacía, de alguna forma, la ambición de su padre y la pulsión creativa de Finn, quien acabó ingresando en la Real Academia Danesa de Bellas Artes para estudiar arquitectura entre 1930 y 1934.
Sus años académicos plantaron la semilla de lo que supondría Finn Juhl más adelante, pues durante su etapa como estudiante en Copenhague, Juhl tuvo la oportunidad de conocer al arquitecto y profesor Kay Fisker, y de trabajar en el estudio del destacado arquitecto Vilhelm Lauritzen. Esta última experiencia le permitió contribuir a proyectos importantes, como la Casa de la Radiodifusión Danesa y el Aeropuerto de Copenhague, y le brindó una comprensión única de los valores que marcarían su visión propia del diseño arquitectural, consolidando su reputación como uno de los diseñadores más talentosos de su generación.
No obstante, a pesar de haberse formado como arquitecto, fue en el diseño de muebles donde Juhl dejó su impronta más personal. Su formación arquitéctonica y su enfoque escultórico, que destacaba la forma y la sensación sobre la función puramente práctica, revolucionó la industria del mueble en la década de 1940 y 1950. Juhl se esforzaba por crear muebles que tuvieran movimiento y vida, utilizando líneas orgánicas y estructuras fluidas que desafiaban las convenciones del funcionalismo de la época.
En 1942, Juhl diseñó una casa para sí mismo, hoy conocida como la Casa de Finn Juhl, que mandó construir con dinero heredado de su padre. Con el paso de los años, fue amueblándola cada vez más con creaciones de su propio diseño, llegando a crear una amplia gama de muebles, principalmente sillas y mesas. Su estilo distintivo, que combinaba la elegancia escandinava con un enfoque innovador hacia el diseño, lo convirtió en una figura influyente en el mundo del diseño de mediados de siglo, ulteriormente dando lugar a la marca House of Finn Juhl.
Watercolors: más allá del diseño
Sin embargo, como ya hemos dicho, la creatividad de Finn Juhl no se limitaba exclusivamente a la arquitectura o al diseño de muebles. Necesitaba sacarse esa espinita que tenía clavada desde pequeño con el arte, así que empezó a pintar acuarelas, una faceta de su carrera que a menudo se pasa por alto, pero en la que Juhl también destacó. Trabajando estrechamente con la artista Marianne Riis-Carstensen, Juhl transformaba sus bocetos y diseños en obras de arte vibrantes y expresivas. Sus acuarelas capturaban la esencia de sus diseños de muebles, infundiéndoles una sensación de vida y movimiento que era única en su género.
Hoy en día, el legado de las acuarelas de Finn Juhl puede encontrarse en el libro Watercolors by Finn Juhl, de Anne-Louise Sommer, que muestra más de 125 de las magníficas obras del danés. Un libro que actúa como una suerte de puerta de entrada al mundo interior de Finn Juhl. Gracias al perfecto uso de la acuarela, los dibujos de muebles, restaurantes, tiendas, edificios de exposiciones, stands de ferias, cabinas de aviones y casas aparecen tan vívidos que la naturaleza técnica de los diseños pasa a un segundo plano.
Porque, aunque sus muebles siguen siendo altamente valorados por su calidad artesanal y su estilo distintivo, y su influencia puede verse en el trabajo de diseñadores de todo el mundo, la obra de Juhl como pintor de acuarelas muestra la sensibilidad especial que le caracterizaba a la hora de capturar la esencia de la forma y la función en un medio diferente al suyo.