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Más allá de su función práctica, el sillón ha sido históricamente una forma de expresión cultural. Desde los tronos de corte hasta las butacas de autor que definen los interiores contemporáneos, su diseño ha encarnado ideales de poder, bienestar, modernidad y libertad. En su estructura se inscriben los grandes cambios sociales, técnicos y estéticos del último siglo. Durante siglos, fue símbolo de estatus. En las casas club británicas, los miembros se acomodaban en sillones imponentes con respaldo alto, pensados tanto para la conversación como para reforzar jerarquías. Ese mismo gesto se tradujo en las sillas ejecutivas del siglo XX: asientos sobredimensionados, acolchados, reclinables, que traducen el poder en términos de ergonomía. También el cine contribuyó a consolidar esta imagen en el imaginario colectivo: basta recordar a Marlon Brando en El Padrino (1972), sentado en una butaca de cuero, envuelto en penumbra, encarnando el poder absoluto desde la quietud.

Sin embargo, el siglo XX también abrió una nueva vía: la del diseño como herramienta de cambio. El sillón se convirtió en campo de experimentación formal, funcional y material para los grandes nombres del diseño internacional. Una historia que se despliega en hitos tan decisivos como los siguientes:

1932 – Alvar Aalto y el Sillón Paimio (Artek)
Diseñado para un sanatorio en Finlandia, el Sillón Paimio representa uno de los primeros intentos modernos de poner el confort al servicio de la salud. Aalto estudia cuidadosamente la inclinación del respaldo para facilitar la respiración de los pacientes con tuberculosis. Su estructura de madera laminada curvada no solo responde a criterios funcionales, sino que anticipa una nueva sensibilidad: la ergonomía como forma de empatía.

1948 – Eero Saarinen y la Womb Chair (Knoll)
Pensada para “leer, dormir o sentarse de forma relajada”, la Womb Chair ofrece una silueta envolvente, casi materna. Saarinen, con el respaldo de Knoll, captura el espíritu del diseño americano de posguerra: formas orgánicas al servicio del confort emocional, en un contexto global marcado por la necesidad de refugio.

1949 – Marco Zanuso y el sillón Antropus (Arflex – Cassina)
Zanuso colabora con jóvenes industriales italianos vinculados a Pirelli para explorar el uso de nuevos materiales como la gomaespuma. El Antropus, precursor del Lady Chair (1951), introduce una estructura desmontable que se adapta a la lógica de la producción en serie, sin renunciar a la elegancia ni al confort.

1955 – George Nelson y la Coconut Chair (Vitra)
Con su estructura metálica ligera y su forma triangular inspirada en un coco partido, la Coconut Chair resume la visión lúdica y escultórica del modernismo americano. Nelson conjuga arte, humor y funcionalidad en un objeto que desdibuja los límites entre diseño industrial y expresión artística.

1956 – Charles & Ray Eames y la Lounge Chair (Vitra)
Clásico absoluto del diseño del siglo XX, la Lounge Chair combina carcasa de madera curvada, cuero y base giratoria. Modular y ergonómica, representa un equilibrio perfecto entre lujo, tecnología y accesibilidad. Su éxito la convierte en arquetipo del confort sofisticado.

1968 – Gatti, Paolini y Teodoro y el Sacco (Zanotta)
La Sacco rompe con toda convención: es una anti-butaca. Rellena de bolitas de poliestireno, se adapta libremente al cuerpo del usuario. Este manifiesto del diseño informal redefine la relación entre forma, postura y libertad individual.

1968 – De Pas, D’Urbino y Lomazzi y la Galeotta (Zanotta)
La Butaca Galeotta es un sistema modular compuesto por tres elementos reconfigurables. En plena efervescencia del Diseño Radical italiano, esta propuesta introduce un nuevo enfoque: el mobiliario como estructura flexible, transformable y democrática, capaz de adaptarse a distintos usos y espacios.

1969 – Gaetano Pesce y la Serie UP (B&B Italia)
Entre ellas, la UP5_6, también conocida como “La Donna”, representa un cuerpo femenino unido a una esfera que actúa como otomana. Pesce convierte el sillón en una declaración política, una crítica visual a la opresión estructural de la mujer. Diseño radical, simbólico y profundamente provocador.

1985 – Jan Armgardt y el Tattomi (Ingo Maurer)
Diseñado en plena era posmoderna, el Tattomi se presenta como un híbrido entre sillón, chaise longue y colchón. Su estructura plegable lo convierte en un objeto versátil, pensado para redefinir el espacio doméstico como lugar de juego, flexibilidad y transformación.

1993 – Vico Magistretti y la Butaca Louisiana (DePadova)
Magistretti devuelve protagonismo a la esencia formal: estructura visible, proporciones generosas y tapicería de piel cosida a mano. La Louisiana es una lección de diseño sobrio y artesano que combina precisión constructiva con una elegancia atemporal.

2011 – Antonio Citterio y el Grand Repos (Vitra)
Diseñada para el descanso prolongado, la Grand Repos integra un sofisticado sistema de inclinación oculto, que permite adaptarse al movimiento del cuerpo. Su lenguaje formal, suave y elegante, disimula la complejidad técnica bajo una apariencia serena y doméstica.

Cada uno de estos diseños refleja un momento de ruptura o continuidad en la historia del sillón. En en linea barcelona, celebramos esta evolución como una constelación de ideas, formas y gestos que siguen inspirando la manera en que habitamos, descansamos y pensamos el espacio. 

Autor: Yolanda

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