Que las disciplinas creativas convergen y beben la una de la otra es un hecho. Cuando el Modernismo pisaba con fuerza en la arquitectura, lo hacía también en la poesía; las vanguardias no sólo triunfaron como corriente revolucionaria en las artes plásticas, sino también en el cine; y el futurismo ha alimentado a partes iguales al diseño de interiores, al teatro y a la escultura
En ese aspecto, el mundo del diseño de mobiliario no es ajeno a las demás expresiones artísticas ya que, a lo largo de la historia, hemos disfrutado de piezas que desafían las convenciones y desdibujan las líneas que separan el arte del mobiliario. Creaciones en las que la frontera entre arte y mobiliario se vuelve borrosa y emocionante. Piezas que dejan de ser objetos para convertirse en expresiones artísticas que cumplen con un cometido práctico, habilitando un espacio en tierra de nadie donde convergen la estética y la función.
Glas Italia y la delicadeza de la abstracción geométrica
Glas Italia es un buen ejemplo de la difusa frontera entre arte y mobiliario, y de cómo una disciplina puede beber de la otra para crear piezas únicas que pueden ser evaluadas tanto por la función que cumplen como por su alto valor estético. Fundada en 1972, esta empresa produce muebles de cristal exquisitos, desde la localidad de Macherio, cerca de Milán, que aúnan la tradición de los maestros vidrieros italianos, la tecnología más puntera a la hora de trabajar el cristal y el talento de algunos de los diseñadores actuales más importantes.
El resultado son unas piezas perfectamente funcionales, pero que además presentan unas características y estética propias del neoplasticismo y la abstracción geométrica. Con una fuerte presencia de conceptos como equilibrio, proporción y relación entre formas y colores, el trabajo de Glas Italia muestra un evidente interés por la geometría y la simplificación. Sus piezas, caracterizadas por un diseño llamativo, expresan mediante la abstracción y la búsqueda de la esencia una verdad universal y espiritual.
BD Barcelona o el modernismo en la contracultura
“Barcelona Design nació entre copas, de noche, junto a la pista de baile de una famosa discoteca de Barcelona que fue refugio para la cultura durante los últimos años de la dictadura franquista”, como ellos mismos afirman. Puede parecer un hecho baladí, si no fuera porque el haber nacido entre copas, música y jolgorio selló la identidad de BD Barcelona en torno a dos conceptos: la contracultura y la ciudad de Barcelona. Fundada en 1972 por Pep Bonet, Cristian Cirici, Lluís Clotet, Mireia Riera y Óscar Tusquets, sus piezas de mobiliario, objetos y complementos se caracterizan por un diseño que los ha convertido en verdaderas obras de colección, inspiradas a partes iguales por la intelectualidad de una metrópolis abierta al mundo y por el legado arquitectónico de Cataluña.
Es por ello por lo que, en el catálogo de BD Barcelona, encontramos diseños de grandes creadores contemporáneos como Miguel Milá, Javier Mariscal, Alvaro Siza Viera o Ettore Sottsass, pero también de artistas históricos como Antoni Gaudí, Salvador Dalí, Charles Rennie Mackinstosh o Adolf Loos, un eclecticismo artístico que les define aún hoy en día. Como prueba de ello, la familia Gaulino, de Oscar Tusquets, un homenaje a Antoni Gaudí y Carlo Mollino, los Dalilips o el florero Shiva de Ettore Sottsass.
Zanotta o el Pop Art
Fundada por Aurelio Zanotta hace más de sesenta años, Zanotta es puro Pop Art. Desde sus inicios, la marca buscó llevar la tradición artesana un paso más allá y apostar por las últimas tecnologías y materiales, con una destacada puesta en escena gracias a sus emblemáticos diseños y piezas únicas de mobiliario contemporáneo.
Tras años de estrecha colaboración con artistas como Achille Castiglioni, Gae Aulenti, Marco Zanuso, Joe Colombo, Alfredo Haberli, Werner Aisslinger, Ross Lovegrove, Tito Agnoli o Pietro Arosio, la marca italiana ha mostrado una consistente capacidad cognitiva de lo que produce cada sociedad en su momento histórico concreto, con diseños que beben del arte popular y la cultura de masas, y que podrían residir, todos ellos, en el MoMA de Nueva York o el Tate Modern de Londres.
Destacamos, por ejemplo, la serie Quaderna, una colección diseñada entre 1969 y 1972 por Superstudio y fabricada por Zanotta desde 1972; el perchero Sciangai, creado en 1973 por Jonathan De Pas, Donato D’Urbino, Paolo Lomazzi; el puf Sacco, de Piero Gatti, Cesare Paolini y Franco Teodoro, el primer producto de su tipo que ha perdurado en el tiempo de manera intacta al original; y los taburetes Teti y Zeus.
Ingo Maurer y la herencia del Surrealismo
Ingo Maurer empezó a diseñar lámparas, sistemas de iluminación y objetos a partir de la mitad de la década de 1960, produciéndolos y distribuyéndolos él mismo con su empresa homónima por todo el mundo. La búsqueda del humor, la descontextualización de objetos y funciones, la inspiración poética o la explotación de las nuevas tecnologías forman parte de sus métodos de trabajo e investigación, pero lo realmente llamativo es la esencia netamente surrealista que tienen sus piezas, que despliegan unos toques que podríamos encontrar en los cuadros de Salvador Dalí.
Piezas diseñadas para la fantasía, nacidas de investigaciones sobre forma y estética y que, sin embargo, no dejan de ser mobiliario funcional, como su Lucellino, una luminaria que parece flotar y que une los conceptos luz y pájaro, hecha a mano con auténticas plumas de ganso; o su lámpara Bulb, una pieza fractal que engloba una bombilla dentro de una bombilla, desafiando los conceptos rígidos.
&Tradition y Jaime Hayon: diseño artesano
La unión del buen hacer danés de &Tradition y la unicidad de Jaime Hayon han consolidado una convergencia artística que no puede etiquetarse en una sola disciplina artística. De esta colaboración nacen piezas de formas redondas, como los jarrones Momento, que no se encuentran en la naturaleza, y que reverberan con la fuerza de las piezas de antaño, con diseños extraídos de Grecia o Roma; una suerte de Pop Art con toques neoclásicos y tradicionales.
De esta guisa tenemos productos que reflejan la influencia de culturas de todo el mundo, como la lámpara Setago o las Formakami, siendo la edición especial de este último el mejor ejemplo de diseños que desdibujan la línea entre arte y mobiliario, debido a su carácter artesanal, pintadas a mano por el propio Jaime Hayon.